jueves, 28 de enero de 2016

quiero energía... energía para terminar pronto la mierda de trabajo que estoy haciendo en un nublado domingo. Como pensando que aun puedo recuperar las horas perdidas, las horas vendidas, las horas cambiadas por dinero, las horas pobres y baratas de un negocio mal hecho. Para salir a jugar en el hermoso sábado despejado de 20 grados de ayer, con mi hijo, lleno de vida a la espera de gastar. Lamento tantas cosas... no para mi, sino para los que amo y quienes son siempre mi excusa para no tener tiempo. Los amo, por eso no los veo. Los amo, por esto no estoy ahí, cuando lo necesitan. ¡Porque lo que necesitan es dinero! se que no es tan así, pero yo quiero que necesiten eso. Eso a que sean pobres felices ignorantes, mejor sean atormentados conocedores estudiosos.

Piden no criticar criticando. Piden paz apoyando la guerra. Piden justicia siendo injustos. Piden menos criminales y votan por ellos. Piden amor y no lo dan. El humano que veo en las redes sociales es un conjunto de contradicciones. Un ser ignorante sin culpa ni merito. Capaz de descuerar a cualquiera al instante, sin medir sus palabras ni pensamientos. Cuan necesitados de si mismos están, cuan necesitados del prójimo inalcanzable, ese mismo al que cierran cualquier acceso, tan fácilmente como quien cierra una ventana de internet. Todos creen tener la razón, la verdad y la ultima palabra. No tienen interés en cambiar de punto de vista, ni de juzgarse a si mismo. Somos lo que merecemos.
Mientras los duros carros se arrastran por los rieles oxidados y desgastados por el peso de la masa inconsciente, que se relaja al sonido de las trompetas de jóvenes soñadores de pobreza heroica, yo callo, como de costumbre, las voces que me llaman a la lejanía de las montañas eternas, a la soledad del zorro nativo, a la locura del supremo dictador, a silenciar al mundo de cuerdas humanas.

Quiero ver al ojo del creador molesto cuando me juzgue por maldecir la tierra, su creación maldita del don de la mentira y preguntarle por su amor infinito y perdón eterno.
Quiero conocer al diablo, que tanto lo enojó por su crítica, que tuvo voz en esos enormes e intangibles oídos, sordos a la guerra moderna, sangrienta como la primera, televisada como ninguna antes, pero invisible a sus gigantes ojos imaginarios; me hace pensar que tendrá cosas más importantes en su periódico matutino el dios de los soñadores, de los hipócritas y mediocres culposos.

Es la raza humana la culpable de toda desgracia, es de toda responsabilidad poseedora.

¿Quién está tan loco?

Crecí tras la masacre, crecí tras la muerte,
crecí rodeado de melancólica amargura.
No florecí en la sangre de algún combatiente,
pero tengo en mi la bravura del esclavo en jaula plateada
que quisiera tener las llaves para salir a cortar gargantas

como si fuera noche de luna tengo la rabia engendrada,
de quien vive en casa embarrada,
escuchando los cuentos de dioses que no tiene las manos manchadas.
Yo quisiera haber vivido cuando a todos miedo les daba
abrir por una idea su temblorosa quijada,
para brillar como un cometa en la noche mientras muere en picada
como tantos otros valientes que tienen mi alma asombrada

¿Quién esta tan loco como para desear una vida tan larga?
¿Quién esta tan loco como para vivir una vida hincada?

Los recuerdos

Si algo pone en neutral el motor de mi pensar, es el laberinto de las memorias.
cuando entro en el, el tiempo se detiene y busco en los barcos deshuesados,
entre los opacos metales rojos mate, detenidos en las arenas del tiempo

Esos recuerdos que jóvenes nos enamoraron, envejecieron,
tal como los cachorros dejan de oler tierno,
los dejamos libres, ya no se les cuidará.

Hay un silencio, un trazado de tiempo,
entre un bebe durmiendo y las rutinas de adulto
y ese linea intangible somos

Noches purpuras

La cordillera nos esconde en sus nocturnas negruras
Calaveras saltantes parecen las liebres difusas

Libéranos, tierra, tibio vientre antes de un nuevo sol
Para que bailemos en la arena junto al río,
Para que bailemos mientras no hay luz que nos delate

Somos árboles sin el pesado freno del tiempo
Somos los colores que no podemos grabar
Por más que guardemos
¿Qué nos quedará?
Al soltar las manos
Al callar los latidos
Suspiros en el aire
Solo queda beber las noches purpuras

Pido a tu puerta

Pido a la puerta de tu oído,
soy tu mendigo.
Un momento, pido un momento,
para tomarme al perfil de tu sombra,
para seguirte sin destino.

Corazón de piña,
hambre vespertina.
Prometo quedarme callado,
no volver a hablar, aunque…
soy un hombre que no mantiene sus promesas.

Voy contigo viajando en estas tierras perdidas,
recorriendo tus paisajes,
me alimento de las migas de tus sueños,
promesa de la vida.

Voy contigo enredado entre tus hilos,
voy contigo apretado,
voy contigo herido,
avergonzado, escondido,
por mis ropas viejas,
por mi pecho vacío,
voy contigo.

cada día que pasa creo que el amor es lo más importante
cada día que pasa siento que el amor que creemos es amor no tiene nada que ver con el amor
cada día que pasa escribo un borrador
cada día que pasa me miro en un vidrio solo para ver el lado luminoso
cada día que pasa quiero dejar ir algo más
cada día que pasa me anclo como un árbol
cada día que pasa guardo lo que ayer boté


yo creo que la tecnología es mala en un sentido: suplanta la memoria y con esto me refiero a que a veces era bueno tener mala memoria para algunas cosas.
Tenemos tal alcance en el tiempo, que no nos sorprendemos con músicos o artistas, siempre los comparamos con otros; nos ha quitado la capacidad de sorprendernos con el arte (pintura, música, poesía, escritura) siempre queremos más, distinto, nuevo.